Hace 6 meses teníamos una “vida normal” casi todos los trabajadores de nómina. Levantarse lo más tarde posible para llegar lo más temprano que alcance y en la ruta ir fabricando otra excusa que no se repitiera en las últimas semanas. Donde fuera el empleo, la secuencia era la misma dia a dia.
Había que llegar a la hora que decía el jefe, hacer lo que programaba el jefe, ir a almorzar a la hora que el jefe cree que tenemos hambre, tomarse un café o un descanso, para no volver temprano y siempre sin que el jefe se diera cuenta. Al final de la tarde, eso sí, salir muy puntual, a la hora que el jefe firmo en el contrato laboral.
Buena parte del tiempo del jornal se dedicaba a desarrollar ingeniería sofisticada para colgarse gratis al wifi, sincronizar los celulares y los computadores de la empresa al servicio de las redes sociales y del sitio web más improductivo posible, todo sin que el jefe se diera cuenta. Cuando quedaba algo de tiempo libre, se pretendía pasar el rato haciendo algo parecido a lo que reza en las cláusulas del contrato, bajo el título “funciones del trabajador”. Eso sí muy rápido y lo más maquillado posible según los deseos del jefe. Como a todo en la vida hay que ponerle nombre, esa estrategia al servicio de la holgazanería, se le llama orgullosamente “Malicia Indígena “y es bienvenida en todos los gremios.
Ojos que no ven, corazón que no siente! dicen por la calle para justificar pecadillos urbanos. Pero cuando es el bolsillo el que siente?, Los ojos deben empezar a ver más de lo acostumbrado. Y así me pasaba en el trabajo, hasta hace unas semanas. Era muy difícil luchar contra la cultura de la tecnología al servicio de la pereza laboral. Pero más doloroso para el bolsillo y las finanzas de una empresa, cuando una horda de funcionarios de nómina usan o más bien abusan de las incapacidades médicas. Nunca supe que era peor, si ver llegar la pila de incapacidades médicas mensuales o a la gente de recursos humanos tratando de cubrir a última hora, la ausencia de un trabajador malo con otro más malo e inexperto.
Pero así es nuestro sistema y nuestra gente. Así sobrevivimos y lo hicimos bien durante toda una vida hasta que, paso lo que nadie esperaba. Desde que aprendí a pensar me acostumbraron a que todo lo barato y malo decía “made in china”, en los últimos anos cambie mi opinión, con criterio de empresario vi que “made in china” podía ser bueno y además barato. No me prepare para que la Crisis Financiera y la Alta mortalidad, también fueran “made in china”, ya me empezaban a caer bien los orientales y hasta tengo algunos amigos de por allá.
En 12 semanas *la vida normal* de la gente normal como yo, ya no es *la vida normal* que tuvimos por los anos que dice la cedula.
El aislamiento preventivo que impone el Covid’19, cambia todas las reglas de juego. En la compañía donde trabajo, había dos nativos engreídos y detestables, personas que con solo verlas producen urticaria, pero intocables por cuenta de los códigos laborales. El par de Sajones fastidiosos hacían que fuera más agradable ir a un examen de próstata que llegar a la oficina. Gracias al virus los ascendieron y se fueron. Talvez es lo primero que le debo agradecer al Covid-19.
Nunca pude entender las flojas incapacidades laborales que por decenas llegaban en otra compañía que conozco. Hoy tampoco sé qué es peor: si ver que no llegan incapacidades porque no hay trabajadores o saber que no llegan por que no los atienden las EPSs.
Lo cierto es que la restricción de servicios médicos es real, la orden de las EPSs, fue tajante: cancelar las atenciones ambulatorias y los programas de promoción y prevención. La atención de urgencias es limitada, con el agravante que los usuarios lejos de querer asistir para mejorarse, prefieren No ir a un hospital por miedo a infectarse. Los servicios ambulatorios, hoy cerrados por orden gerencial, asumían sin ser su responsabilidad directa, gran parte de las urgencias médicas, que deberían ser tratadas en hospitales, esto gracias a la figura llamada consultas “prioritarias”, encargadas de solucionar urgencias localmente.
En los servicios ambulatorios y consultas prioritarias, hoy cerrados con el valido argumento Covid’19, no solo se atendían pacientes con alto riesgo de adquirir la infección, como diabéticos, oncológicos etc. Allí se trataban en primera línea pacientes con enfermedades degenerativas, ortopédicas, respiratorias, embarazos, vacunación y lo más importante, se hacía buena parte del diagnóstico temprano de las enfermedades de tercer nivel, ósea las que se gastan el presupuesto del sistema de salud en medicamentos, cirugías y hospitalizaciones de alto costo.
En solo 12 semanas este virus hizo lo que nadie pudo en 100 años, acabo con las fastidiosas y flojas incapacidades laborales y es lo segundo que le agradezco al Covid’19! El problema es que también acabo con el monitoreo de quienes venían en tratamiento prolongado, cerró la puerta de entrada al diagnóstico temprano de enfermedades de alto costo y construyo una barrera de acceso a los servicios médicos esenciales, más alta que la muralla china y en solo 12 semanas!! Los chinos la empezaron a construir en el siglo VIII antes de cristo y aún siguen estampillándole concreto.
Lo cierto hoy es que las consultas médicas programadas se evaporaron, los medicamentos formulados se le acaban a los pacientes y las farmacias de las EPSs no despachan por internet. El asunto se complica si se estaba haciendo fila para una endoscopia, una Resonancia, una biopsia o una cirugía menor. Ya no hay acceso a estos servicios empezando porque no hay quien genere la orden y menos encontrar el sitio autorizado para hacer el procedimiento. Como están las cosas No nos podemos enfermar de diarrea, No nos puede dar ulcera por el estrés del covid-19, No se pueden pegar venéreas y mucho menos quemaduras de sol porque tampoco hay vacaciones.
De buena fuente nos enteramos que por la emergencia económica y social, en paralelo a la ley de Punto Final, se está fabricando otro Decreto en el que la “diabetes, hipertensión, VIH y todas las demás, deben desaparecer por arte de magia”, Así la gente se quedara en la casa, pasando la Cuarentena sin plata y sin trabajo, pero tranquilos porque la ley ordena a las bacterias y células malignas quedar en HOLD, mientras los políticos se ponen de acuerdo con los epidemiólogos y a su vez los epidemiólogos desarrollan modelos estadísticos basados será en los libros de Nostradamus, porque esta virosis “made in china” es nueva y totalmente impredecible.
En la historia contemporánea ni el SARS (otro made in china), Ebola (made in Congo), Zika (made in Uganda), habían hecho tanto daño como el Covid -19. ¡A pedir a Dios y a la ciencia que no se repita la historia de la Gripa Española de 1918 (made in USA)! Lo que especulan hoy los eruditos solo será comprobado cuando la vida pase y el tiempo haga girar la ruleta de las probabilidades dando la razón al más suertudo. Mientras tanto, esperemos que publiquen en nuestra querida Colombia, el decreto que “Ordena por arte de magia detener su curso natural a microorganismos, células malignas y cromosomas translocados”. Esperemos también que los recursos billonarios girados a las IPSs, No desparezcan por el mismo arte de magia que va a detener todas las enfermedades crónicas. Para la muestra un botón: Por si alguien cree aun que las decisiones políticas en Covid-19 son acertadas, recomendamos que pida cita prioritaria con un sacerdote de confianza, antes de seguir las sugerencias del presidente Trump hace 2 semanas acerca de usar internamente desinfectantes a base de cloro.
¡Dios nos libre de tener un accidente o de que me de apendicitis! Muchos han dedicado en silencio, un rato de la cuarentena para retornar a la fe cristiana y elevar plegarias que los libren de todos los males de que podrían contagiarse si hay que ir a un hospital por urgencias.
Cuando tenía 12 años el castigo era no salir de la casa por 1 semana. Hace unos años me toco encerrado 1 mes por que llego un Huracán que casi desbarata el condado. Ahora ya más viejo, llevo 3 meses encerrado. Donde vivo le dicen *Stay at home* y donde mis papas le dicen Cuarentena, la misma vaina pero con distinto acento. Por fuerza mayor y justa causa, los gobiernos prohíben salir a la calle, trabajar, ir de shopping, cenar en restaurantes y cerraron los moteles, o sea prohibieron hacer todo lo que se llamaba *la vida normal*. El panorama es oscuro, la OMS, lo estudiosos del NIAID y casi todos los que deberían saber de Covid-19, auguran algo así como 12 meses más, mientras alguien fabrica una vacuna que sirva y que los políticos permitan su producción, no sin antes asegurarse un buen porcentaje de las utilidades.
Mientras llega la solución a este problema debemos sobrevivir, adaptándonos a esta nueva “vida normal” y esperar con mucha fe, a que los nuevos decretos definan acertadamente la calidad de una sociedad con limitaciones, pero con plata y trabajo. Ojala esta “nueva vida” pueda devolver el mismo cargo y con el mismo sueldo a todas las nóminas de nuestra querida Colombia. Estoy seguro, porque ya lo oí (no de la misma fuente que nos informó del Decreto mágico, sino de los propios empleados), que están temerosos de perder su fuente estable de ingresos, algunos ya lamentan no haber valorado el trabajo que les dio la vida y no haber tenido la lealtad y ética correspondiendo a sus cargos, pero conociendo al pueblo colombiano, creo que son lágrimas de cocodrilo para q no los despidan apenas Min trabajo de vía libre.
Aunque llevo casi dos décadas en el sector privado, con las dificultades que impone la falta de seriedad y la burocratización de los aseguradores. Hemos sobrevivido a todas las crisis derivadas de los malos manejos en las EPSs sentenciadas, a la persecución de los NO muy honestos entes de control y a incontables problemas. Esta es la primera vez que me toca buscar un enemigo con microscopio.
Presiento que para muchos las últimas vacaciones colectivas de este siglo fueron las de diciembre 2019, la última consignación de cesantías fue en febrero 2020, el último salario completo el del mes pasado y lo peor para que los atiendan en las EPSs deben ir con sospecha de Covid-19.